Cuando se abren los registros de la propia mente y se reconoce que todos ellos son fijaciones que emergen de la desconexión de la propia naturaleza, éstos pierden su poder. Lo que permite acceder a la energía vital contenida en las fijaciones, una energía que puede ayudar a mantener la conexión con la tierra, la pasión y la vida cotidiana. En la medida que las reacciones del ego y los condicionamientos adoptados por él disminuyen, aumenta la compasión, comprensión hacia los demás y la expansión a la plenitud.